La
plaza 24 de Septiembre: alberga a la
Catedral Metropolitana, que fue reconstruida tres veces. La última
reconstrucción remonta a 1845, inicio de las obras, y conclusión en 1915
Edificada por el Mercedario Fray Diego de Porres, en tiempos del Virrey
Toledo. En 1770, el Obispo Ramón de Herbosos reconstruyó la Iglesia,
encomendando al sacristán mayor don Antonio Lombardo, la ejecución de las
obras. En la época del Mariscal Andrés de Santa Cruz (1838), el viejo templo
fue sustituido por una nueva iglesia de estilo ecléctico, proyectada por el
arquitecto francés Felipe Bestres. Es notable por sus bóvedas con aristas
construidas de madera y por la decoración pictórica que las cubre.
En el altar mayor se conserva una parte del recubrimiento original de plata
labrada de la misión jesuítica de San Pedro de Moxos. También aparecen cuatro
relieves escultóricos que provienen de la misma misión. Otros sitios de
interés son el Museo de Arte Sacro, que conserva valiosas piezas de arte
correspondientes a la época de las misiones jesuíticas. El museo ha resultado
de una riqueza histórica, artística y material realmente impresionante.
Es el mayor de toda la República, en cuanto a la existencia de obras de plata
y sus vitrinas dan muestra de la altura a la que los artesanos de los siglos
XVII y XVIII. Conserva la más antigua joya eclesiástica boliviana. La
custodia que donó a la iglesia en 1603 un vecino notable. Parámetros
litúrgicos y retratos antiguos complementan el conjunto.
Iglesia de San Andrés: Tiene una estructura de madera de tres naves,
con diez y ocho columnas sobre pedestal de mampostería, que se encierran
dentro de un horcón de madera. La estructura se adelanta sobre la fachada,
creando un pórtico decorado con frontón de madera calada, con temas barrocos
vegetales. El pórtico recuerda lejanamente los templos griegos, con típico
frontón decorado con estatuas.
Iglesia de San Roque: Construida sobre horcones de madera,
devastados en forma de columnas azapatadas con capiteles de cuatro
direcciones, el templo tiene tres naves en estructura de madera y aleros
exteriores; la cubierta también es de madera con tijeras de par y nudillos de
tirantes. El techo de tejas descansa sobre un entramado de cañizo. La iglesia
fue remodelada en la segunda mitad del siglo XIX, por el arquitecto argentino
Bustamante.
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Parque
"El Arenal": con su laguneta
y la isla, constituye uno de los atractivos turísticos de Santa Cruz.
Diseñado al iniciarse los trabajos de alcantarillado como reservorio de aguas
fluviales del centro de la ciudad. El mural de Lorgio Vaca es digno de
destacarse en este parque.
Zoológico Municipal: Un lugar que se debe visitar al llegar a
Santa Cruz es el zoológico Municipal, uno de los más completos de esta parte
del continente, con una variedad de fauna típica de la región.
Las Cabañas del Piraí: denominadas también “piraicito”, están
ubicadas en el sector oeste de la capital, al final de la avenida Roca
Coronado, donde se puede disfrutar de una vista natural y cálido sol. En las
cabañas se ofrecen platos típicos cruceños y deliciosos bocados. El río Piraí
es para los cruceños el lugar preferido en los calurosos días de verano, cuya
temperatura llega a veces a 40º C. Santuario de Cotoca: Esta iglesia, a la
que acuden fieles y devotos de la Virgen de Cotoca no sólo el 8 de Diciembre,
fiesta de la Purísima Concepción, sino los domingos y hasta diariamente. Se
halla a 20 km de la ciudad; la construcción data de 1902.
Lomas de Arena del el Palmar: Constituyen un producto de la
erosión eólica sobre sedimentos arenosos o rocas arenosas pero consolidadas,
según estudio realizado por un organismo competente que tomó como base la
denominada "Loma Chivaón".
Montero: Siendo un centro ganadero y agrícola de enorme
importancia, así como su zona de influencia donde funcionan ingenios que
benefician azúcar, algodón y arroz y se han instalado varios aserraderos
(ubicada a 53 Km. de la capital), es la población de más rápido crecimiento
de Santa Cruz y una de las más bellas del departamento.
Valle
Grande: Es una ciudad que aún posee influencias
de las líneas españolas en cuanto a la construcción de viviendas y
vestimentas. Es aquí donde se realizan ventas de los distintos pobladores
para su subsistencia con productos como: maíz blando y duro, trigo,
empanizado (azúcar sin refinar que se vende en moldes de 12 libras de peso y
que se utiliza para fabricar aguardientes), frutas, artículos de barro
cocido, cueros, lazos, ovejas, chanchos y bueyes.
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Camiri: Esta región se caracteriza por las napas de
petróleo de su subsuelo (de donde el país pudo abastecerse de petróleo),
calles anchas, casas simétricas de líneas simples y una gran plaza con
coloridos monumentos.
Puerto
Suárez: Es en esta población donde se
destaca la exuberante selva y la laguna Cáceres, así que si Ud. disfruta de
los panoramas, paisajes, de las excursiones tanto a lagos como a cavernas;
encontrará que en esta población es adecuada para sus deseos.
Los
Espejillos: Es un bello centro turístico, que se
halla situado a 40 km de la ciudad de Santa Cruz, en dirección oeste, sobre
la carretera a Cochabamba. Actualmente, se van dando las condiciones
necesarias, tanto en la vía caminera como en la infraestructura de tipo ambiental,
para brindar mayor comodidad a los miles de visitantes que semanalmente
acuden a este lugar de recreación.
Río
Yapacani: A 120 km al norte de Santa Cruz,
se encuentra un lugar muy pintoresco; nos referimos al puerto de Yapacaní. En
sus playas de blanca arena corre el río del mismo nombre cuyas mansas aguas
ofrecen la posibilidad de pescar y navegar, disfrutando del paisaje verde y
frondoso.
La
Chiquitania: Con este nombre se asigna a las
provincias Ñuflo de Chávez, Velasco y Chiquitos, Es aquí donde, gracias a las
enseñanzas de los jesuitas, los nativos construyeron hermosos templos como
ser: Templo de San Javier; Templo de Concepción; Templo de San Ignacio de
Velasco; Templo de Santa Ana; Templo de San Miguel; Templo San Rafael; Templo
del pueblo de San José construido totalmente en piedra. La región de la
Chiquitania debe este nombre genérico a la provincia de Chiquitos, por los
habitantes originarios de la región, los Chiquitos o Chiquitanos, donde se
establecieron las misiones Jesuíticas a partir de la segunda mitad del siglo
XVII.
Misiones Jesuíticas: A finales del 1.600 y principios de 1.700
llega a la zona amazónica de Moxos y Chiquitos, partes de los actuales
departamentos de Santa Cruz y Beni de Bolivia, la compañía de Jesús, fundada
por Ignacio de Loyola, cuyos miembros son mejor conocidos como los padres
jesuitas. Su misión era naturalmente la de evangelizar a los indígenas de la
región, pero también garantizar la paz de la región debido a que se ubicaba
en una zona limítrofe entre las coronas española y portuguesa. La obra de los
jesuitas es resaltable en el ámbito de la difusión de las artes y la
organización y manejo de recursos, pero lamentablemente hay que considerar
que en la región se produjo a la vez uno de los etnocidios más grandes de la
historia de la región. Las tribus eran reducidas en misiones y adoptaban como
idiomas el castellano y el idioma de la tribu más numerosa. Asimismo, la
evangelización implicó una abolición de toda forma de culto tradicional y con
ello murieron también gran parte de mitos y leyendas de los pueblos de la
región. Finalmente, los jesuitas fueron expulsados en 1762, en parte debido a
la implementación de sistemas autosostenibles de desarrollo, sobre todo
agrícola, que competían con los campos de producción que pertenecían a la
corona española. Finalmente, lo que dejaron los jesuitas en las misiones hoy
es recuperado en lo que son los templos que aún conservan la belleza original
de sus construcciones, y todavía se puede apreciar el trabajo de los indígenas
de la región bajo la dirección de los misioneros.
Samaipata: A pocos kilómetros de la ciudad de
Santa Cruz, la población de Samaipata conserva una de las ruinas más
importantes construidas sobre una montaña de roca, sobre todo por las
dimensiones de la roca: 200 m de largo por 60 m de ancho aproximadamente. Es
considerada como una de las máximas expresiones de arquitectura rupestre. De
su origen sólo se tienen elementos que nos conducen a pensar que culturas
importantes como Tiwanacu e Inka se establecieron en esta zona y convivieron
con culturas de la región como los Chané.
La demostración de esto son elementos arqueológicos de influencia de la
cultura Tiwanacu, pero sobre todo las crónicas recopiladas por los españoles
en tiempo de la colonia, acerca del avance de los Incas en la región. Estos
son los elementos que mejor nos reflejan la situación y que nos permiten
reconstruir parte del significado simbólico de este lugar, mal denominado
“fuerte” por los conquistadores españoles, y que por el contrario podría
haber sido más bien un lugar de culto a la naturaleza o a la pachamama, como
se demuestra por el tallado sobre la roca de felinos, reptiles o anfibios,
especies importantes para la mayoría de las religiones andinas. Asimismo, la
ubicación este-oeste del complejo nos demuestra que sus pobladores poseían el
conocimiento para establecer el inicio de las estaciones para comenzar los
trabajos agrícolas.
Desde la época de los incas la zona comenzó a ser saqueada por grupos de
nómadas. Las crónicas de la colonia se refieren a grupos de guaraníes
provenientes del Paraguay, que desencadenaban ataques sobre los fuertes
incaicos en toda la región del Chaco y del altiplano Sur, en busca de
tesoros; de la misma forma los españoles se dedicaron a saquear la mayoría de
las ruinas que encontraban a su paso y Samaipata no se salvó de esta
depredación; lo mismo ocurrió también durante la república, incluso en la
actualidad se pide alos visitantes no caminar por encima de la roca con
zapatos para no dañar los tallados y las marcas inscritas.
Por tanto, nos encontramos en la situación de reconstruir parte de la
historia de este sitio con los elementos que quedan. Desde Samaipata se tiene
un buen acceso al Parque Natural Amboró, a través de recorridos ecológicos y
culturales que permiten apreciar bellezas naturales y restos arqueológicos de
la región.
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